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El lunes se celebraron manifestaciones en todo Chile para conmemorar el segundo aniversario del inicio de meses de protestas contra la desigualdad que desencadenaron un cambio social y condujeron a la formación de una asamblea representativa para reformar la constitución del país.

Miles de personas acudieron a los actos celebrados durante todo el día. La mayoría de las concentraciones fueron pacíficas, convocadas a través de las redes sociales en varias ciudades. Pero algunas de las manifestaciones del lunes se tornaron violentas. Se registraron algunos saqueos y se incendió un coche.

Las protestas de 2019 -una mezcla de grandes marchas pacíficas y pequeños disturbios violentos- dejaron una treintena de muertos y un rastro de destrucción en torno a la capital, Santiago.

“Ese malestar social se está canalizando en la construcción de nuestra democracia”, dijo a Reuters Pamela Figueroa, politóloga de la Universidad de Santiago. “Este es un momento de conmemoración respecto al país que debemos construir”.

Chile está polarizado antes de las elecciones presidenciales y legislativas del 21 de noviembre, con los votantes dispuestos a elegir entre una izquierda resurgente que promete cambios sociales y los conservadores que se apegan más al statu quo.

En la llamada Plaza de la Dignidad, bastión de las protestas de 2019 en Santiago, confluyeron varias marchas desde distintos puntos de la ciudad, provocando enormes atascos, mientras algunas estaciones de metro permanecían cerradas. Los manifestantes lanzaron fuegos artificiales y encendieron hogueras, provocando algunas escaramuzas con la policía.

El legislador y ex líder estudiantil Gabriel Boric lidera la carrera presidencial en las encuestas, apoyado por una coalición de izquierdas. El ex legislador de extrema derecha José Antonio Kast también ha ganado, con una encuesta que lo muestra por delante.

El año pasado, decenas de miles de chilenos se reunieron en las calles para conmemorar el primer aniversario con concentraciones pacíficas, que al caer la noche se convirtieron en disturbios y saqueos, con turbas que bombardearon un cuartel de policía y al menos dos iglesias.

“No podemos conmemorar, y mucho menos celebrar, si aún no hemos ganado nada”, rezaba un cartel en el edificio donde una asamblea elegida está redactando la nueva Constitución.