El nuevo plan radical de Turquía para apoyar la lira y desalentar la dolarización tiene costos potenciales obvios, dijo el miércoles uno de los principales analistas soberanos de Fitch, agregando que se necesitaría tiempo para ver si funcionaba o no.
Fitch puso la calificación BB- de Turquía en una advertencia a la baja a principios de este mes, ya que una caída de la lira amenazaba con descontrolarse.
El lunes, el presidente del país, Tayyip Erdogan, anunció medidas para tratar de detener la derrota, incluidas las donaciones si la inflación supera las tasas de ahorro de los bancos turcos, lo que hace que sea libre de impuestos mantener los bonos nacionales del gobierno y aumentar las contribuciones a las pensiones privadas.
“En última instancia, se trata de la confianza en la moneda”, dijo a Reuters el director de Calificaciones Soberanas de Europa Emergente de Fitch, Paul Gamble, refiriéndose al nuevo plan para proteger los ahorros en moneda local contra las principales caídas del mercado cambiario.
“Claramente hay un nuevo pasivo potencial para el balance soberano”, agregó. “Pero si este enfoque funciona … no hay responsabilidad”.
También señaló que Turquía tiene finanzas mucho más sólidas que otros grandes pesos pesados de los mercados emergentes con calificación BB, como Brasil y Sudáfrica. Se espera que su relación deuda / PIB termine el año en 47%. El promedio de los países BB es del 57%, el de Sudáfrica es del 71% y el de Brasil es del 81%.
Su relación deuda-ingresos fiscales, la cantidad que ha pedido prestada en comparación con el dinero de los impuestos que el gobierno aporta cada año, también es mucho más fuerte con un 144,5% frente al promedio de BB del 225%.
“Realmente necesitamos hacer un balance y comprender el efecto de esta nueva herramienta de tasas de interés”, dijo Gamble.
“Hay cierto margen fiscal para esto”, explicó. “Pero en el período previo a las elecciones (previstas para 2023), si vemos un mayor uso del balance público, esto sería preocupante en un contexto en el que la credibilidad de la política monetaria se ha erosionado”.