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Los talibanes elogiaron a los terroristas suicidas que murieron durante la guerra contra el anterior gobierno y sus aliados occidentales y ofrecieron a sus familias sumas de dinero en efectivo y promesas de tierras, según informó el Ministerio del Interior del movimiento en un comunicado.

Sirajuddin Haqqani, el ministro del Interior en funciones que tiene una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza como “terrorista global especialmente designado”, se reunió con las familias en una ceremonia en el Hotel Intercontinental de Kabul, que a su vez fue objetivo de los terroristas suicidas en 2018.

Las fotografías oficiales de la reunión del martes ocultaron su rostro.

“En su discurso, el ministro alabó la Yihad y los sacrificios de los mártires y muyahidines y los llamó héroes del Islam y del país”, dijo el ministerio en un comunicado en Twitter.

Las familias de los terroristas suicidas recibieron ropa, 10.000 afganis (111 dólares) y se les prometieron parcelas de tierra, dijo el portavoz Qari Sayeed Khosti.

Haqqani tomó el relevo de su padre, Jalaluddin Haqqani, como jefe de la red Haqqani, un grupo militante afiliado a los talibanes al que los servicios de inteligencia occidentales culparon de algunos de los atentados suicidas más sangrientos de la guerra.

El FBI lo busca para interrogarlo en relación con un atentado contra otro hotel de Kabul en 2008 en el que murieron seis personas, entre ellas un ciudadano estadounidense.

Tras la victoria de los talibanes sobre el gobierno respaldado por Occidente, que se derrumbó en agosto, los militantes del Estado Islámico han llevado a cabo una serie de atentados suicidas contra mezquitas y otros objetivos, matando a cientos de civiles.