Un tribunal de Singapur suspende la inminente ejecución de un malayo tras un contagio de COVID-19

Un tribunal de Singapur suspendió el martes, hasta nuevo aviso, la ejecución de un malasio condenado por contrabando de drogas, por motivos de “sentido común y humanidad”, tras confirmar que había dado positivo en el test de COVID-19.

Nagaenthran Dharmalingam, de 33 años, iba a ser ahorcado el miércoles por la mañana y el tribunal se había reunido el martes para pronunciarse sobre un último recurso que argumentaba que el malayo no debía ser ahorcado porque no estaba en su sano juicio.

El caso ha atraído la atención internacional, con el primer ministro de Malasia, un grupo de expertos de la ONU y el multimillonario británico Richard Branson entre los que han pedido a Singapur que conmute la pena de muerte de Nagaenthran.

“Tenemos que utilizar la lógica, el sentido común y la humanidad”, dijo el juez en el tribunal.

Nagaenthran fue detenido en abril de 2009 por traficar con unos 42,72 gramos de heroína pura y su abogado había presentado un recurso de última hora contra la ejecución argumentando que no estaba mentalmente capacitado.

El juez no se pronunció sobre el recurso el martes.

El abogado de Nagaenthran afirmó que la ejecución en la horca violaría la Constitución de Singapur, ya que se trata de una persona con problemas intelectuales.

Su abogado, M Ravi, y los activistas afirman que su intelecto estaba en un nivel reconocido como discapacidad mental, y que tiene otros trastornos que afectan a su toma de decisiones y al control de sus impulsos.

Las autoridades dijeron anteriormente que los tribunales de Singapur estaban convencidos de que Nagaenthran sabía lo que estaba haciendo.